PIROPEAR O NO PIROPEAR... esa es la pregunta
“UNA COSA LLEVA A LA OTRA”, y definitivamente es verdad.
El viernes pasado estuve en Valencia tocando con mi banda Kabuki y conocí a una bella bloggera Valenciana llamada Marianne. Y por supuesto el lunes volví a visitar su blog y vi un post en el que hablaba de piropos (o flores como le decía ella) que había causado el caminar por la Av. Bolívar de Valencia (y es lógico… es una hermosa mujer). Pero leer esto me recordó una experiencia que tuve hace mucho tiempo y es lo que me lleva a escribir este post (con el cual regreso de nuevo a las andadas).
Antes me gustaría darles un breve concepto de lo que es un PIROPO y además mostrarle un poco de historia del mismo:
El piropo puede ser considerado, una galantería que se hace hacia alguien que nos gusta tanto físicamente como en su forma de ser. El piropo suele tener un toque de humor en el cual se quiere resaltar el mejor tributo que exhibe la persona. Como sinónimos de piropos, tenemos:
- Coqueteo
- galanteo
- flirteo
También consultando en Internet descubrí la historia del piropo:
“Hace casi ocho siglos, según cuenta la historia, los honorables miembros de la corte real no se permitían desbordar las pasiones. Esa era una conducta del vulgo. Su alternativa, entonces, era enamorar con las palabras seductoras y filiales, que "declaraban con firmeza su amor en este mundo y sino, en el otro".
Nos podemos remontar también, a las argucias de Júpiter, el máximo dios del Olimpo Romano, que tuvo que convertirse en hormiga para convencer de su amor a la pequeña Clítoris, una esquiva damisela de la época.
Así, los cortesanos de los siglos XII y XIII se convirtieron en unos encantadores de mujeres, dentro de las restricciones propias de su mundo y su cultura, para poder enamorar y consumar su amor.
Desde entonces, se dice que "la mujer se enamora por los oídos", como los hombres "por los ojos" ¿Será tan así?” .
Bueno, vamos al asunto que nos interesa… mi historia y mi reflexion.
Una vez caminaba yo por el boulevard de Sabana Grande (cosa que hacia antes muy frecuentemente) e iba detrás de una mujer con un cuerpo escultural y ensoñador. Yo nunca he sido hombre de lanzarle piropos a chicas en la calle que no conozco porque lo he considerado un poco vulgar. Pero había que admitir que esta chica estaba como para decirle una larga lista de ellos. Apenas estuve 5 minutos detrás de ella, pero fue suficiente para escuchar una gran cantidad de piropos, tantos que asustaría a cualquier (incluso había algunos que ni yo conocía). A partir de ese momento y por algunos días mas, estuve estudiando esto de los piropos .
Es increíble como los hombres (que por lo regular son los que piropean) se las ingenian para componer toda una serie de piropos e incluso desarrollan una técnica para acercarse a la niña en cuestión y destaparle de un solo bombazo la frase “conquistante” y seductora.
¿En que consiste la técnica?, pues bien. Aquí les va (este es una técnica de hombre que me atrevo a descubrir porque las mujeres aunque la sepan no pueden hacer nada para evitarla):
Todo comienza cuando se divisa a una hermosa mujer (cosa no muy difícil en Venezuela, ya que las hay por todas partes), entonces el cerebro del hombre (y según la mujer a la que le corresponda) comienza a escoger las palabras con las cuales se armaran la frase que servirá de piropo. Es en ese momento que el piropeador se dirige hacia la piropeada, pone los ojos chiquitos y la boca como si fuera a besar (es decir trata de poner una cara lo mas tierna posible cosa que se dificulta pues el queso lo delata) y muy tiernamente le dice todo el piropo lo mas cerca de ella que pueda. Mientras la chica pasa y se le va diciendo el piropo, el piropeador debe ir volteando para poder seguirla con la vista, además de hacer un amplio y completo estudio del escultural cuerpo de la chica (esto con un escaneo visual de arriba abajo), haciendo hincapié en los atributos mas resaltantes de esta diosa venezolana.
Una vez cumplida la tarea, el piropeador queda presto para averiguar si su ataque surte efecto o no. Una sonrisa en la cara de la chica piropeada es la que dirá si fue logrado el objetivo de llegar a su corazón o si al contrario el galante caballero piropeador es catalogado como una mente perversa y asquerosa.
Una modalidad alternativa suele ser cuando el creador del piropo va en su vehiculo manejando tranquilamente, y cuando ve a su elegida (por la belleza de su cuerpo claro) y rápidamente da dos cornetazos y mira a la chica. En ese momento el piropo puede quedarse en el pensamiento del conductor (o decirlo en voz baja) o simplemente sacar la cabeza por la ventana y arrojarle el susodicho galanteo.
Lo malo de los piropos o galanterías dichas en la calle, es que algunos realmente se convierten en una manera vulgar de expresar admiración por la belleza de nuestras mujeres (que tanto son elogiadas en el mundo entero) y por supuesto que la chica mas que sentirse halagada puede llegar vomitando a su casa como le paso a alguien que conozco.
Es increíble que algo tan sencillo como alabar a una mujer… se haya convertido en un arte sumamente usado por nuestra raza de machos venezolanos.